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Apocalipsis: Un libro para nuestro tiempo Parte 2

Ana E. Ríos López

7 He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra se lamentarán sobre él. Así sea. Amén.


La reafirmación de la segunda venida de Jesús cumple la finalidad suprema del establecimiento del reino en la tierra. Sin esta esperanza bendita quedaría inconcluso el advenimiento del reino. Quedaría inconcluso el plan de Dios con la humanidad. Tal anhelo aparece expresado en forma deprecatoria en la oración enseñada por Jesús a sus discípulos: “Venga tu reino”. Mateo 6:10. Esta petición no es otra cosa que una expresión de un anhelo profundo y desesperante de ver realizadas las promesas que a través de las edades han sido hechas en los diferentes pactos de Dios con la raza humana.

En este versículo aparece resumido el propósito de esta carta a las iglesias. La revelación envuelve esta temática principal: La segunda venida del Mesías. El hilo de pensamiento ya había sido engranado en las profecías dadas a Israel. Zacarías había manifestado su revelación mesiánica del siervo sufriente quien sería reconocido por su pueblo por las heridas recibidas en su rechazo durante su primera venida. 12:10 Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalem, espíritu de gracia y de oración; y mirarán á mí, á quien traspasaron y harán llanto sobre él, como llanto sobre unigénito, afligiéndose sobre él como quien se aflige sobre primogénito.

También cuando los discípulos inquirían durante la ascensión de Jesús en una nube hacia el cielo, reciben la promesa hecha por los ángeles de su regreso en una nube. Los cuales también les dijeron: Varones Galileos, ¿qué estáis mirando al cielo? este mismo Jesús que ha sido tomado desde vosotros arriba en el cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo.” Hechos 1:11

Juan, como todo judío nacido y criado en la ley, estaba bien relacionado con la expresión “Hijo del Hombre” pues Daniel en su visión había plasmado el evento que ha servido como un rayo de esperanza no solo para el pueblo judío, también a la atribulada humanidad a través de los siglos.


Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él.

Daniel 7:13


Y así le ve Juan en su visión, descendiendo majestuoso en una nube donde todo ojo le vería. Jesús ya había hecho referencia a este evento majestuoso que fue revelado como una promesa al pueblo de Israel. En un intento de despertar la dormida conciencia del sacerdocio de su tiempo, quien vivió todo el tiempo errando e ignorando las Escrituras, Jesús dijo al Sumo Sacerdote: …Yo soy; y veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo. Marcos 14:62.

Tal expresión sería tomada como una hipérbole no solo para el tiempo de Juan, también en épocas recientes. Sin embargo, el conocimiento sobre los adelantos científicos modernos nos hace aceptar ya como una realidad que la imagen majestuosa de Jesús en una nube será contemplada en todo el globo terráqueo.

Habacuc quizás esté haciendo referencia a esta gloria sublime que será hecha manifiesta en la aparición del Mesías en la tierra.


3 Dios vendrá de Temán, y el Santo del monte de Parán, (Selah.) Su gloria cubrió los cielos, y la tierra se llenó de su alabanza. 4 Y el resplandor fué como la luz; rayos brillantes salían de su mano; y allí estaba escondida su fortaleza. 5 Delante de su rostro iba mortandad, y á sus pies salían carbones encendidos. 6 Paróse, y midió la tierra: Miró, é hizo temblar las gentes; y los montes antiguos fueron desmenuzados, los collados antiguos se humillaron á él. Sus caminos son eternos. Habacuc 3:3-6


El resplandor de su presencia será como millones de soles que envolverán la oscuridad del Planeta con una luz sin igual. Y su rostro será reconocido por todos los linajes, pero en especial por aquel pueblo que le hirió y rechazó, es a saber la casa de sus hermanos. Tal apreciación creará consternación en la casa de Israel. El desprecio que ha hecho el pueblo judío de Jesús, no solo durante su aparición terrenal sino a través de esta edad de gracia, provocará un dolor tan profundo en el pueblo judío que gritarán de dolor y arrepentimiento como la mujer que pierde su único hijo.


La mayoría de las películas blasfemas que degradan la imagen de Jesús son hechas por mogules judíos. No solo el pueblo judío ha hecho mofa del siervo sufriente que ha lucido sin atractivo, también los cristianos han sido partícipes de esta actitud degradante no solo promoviendo sus blasfemias, también se han sentado a contemplar a sus Mesías quien ha sido ridiculizado en las películas que han sido exhibidas en todo el mundo. Este pecado costará muy caro a esta generación. La ira de Dios se hará manifiesta como fue profetizado por el salmista miles de años atrás.


¿Por qué se amotinan las gentes, y los pueblos piensan vanidad?


2 Estarán los reyes de la tierra, y príncipes consultarán unidos contra Jehová, y contra su ungido, diciendo: 3 Rompamos sus coyundas, Y echemos de nosotros sus cuerdas. 4 El que mora en los cielos se reirá; el Señor se burlará de ellos.5 Entonces hablará á ellos en su furor, y turbarálos con su ira. 6 Yo empero he puesto mi rey Sobre Sión, monte de mi santidad.7 Yo publicaré el decreto: Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; yo te engendré hoy.8 Pídeme, y te daré por heredad las gentes, y por posesión tuya los términos de la tierra. 9 Quebrantarlos has con vara de hierro: Como vaso de alfarero los desmenuzarás. 10 Y ahora, reyes, entended: Admitid corrección, jueces de la tierra.11 Servid á Jehová con temor, y alegraos con temblor. 12 Besad al Hijo, porque no se enoje, y perezcáis en el camino, cuando se encendiere un poco su furor. Bienaventurados todos los que en él confían. Salmos 2

8 Yo soy el Alpha y la Omega, principio y fin, dice el Señor, que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso.


Todo lo creado tuvo su principio en Jesús. Todo lo que existe: ángeles, potestades, principados, el grande universo, en fin, todo fue hecho por su palabra y es sustentado por Él. Él es el principio y el fin de todo, y se presenta teniendo la supremacía en todo. No es que Él haya sido creado como tratan de inferir algunas sectas erróneas, sino que todo tiene principio en Él. Juan lo presenta como la Palabra, a través de quien fue creado todo lo que existe.


El Alpha es la primera letra del alfabeto griego y la Omega es la última. Fuera de Jesús no hay más, la vida del ser humano carece de significado. Esta misma medida tiene que tener el amor del ser humano por Jesús. Jesús tiene que ocupar todo el espacio en los sentimientos, la mente y las fuerzas nuestras. El amor a Jesús que demanda el Espíritu tiene que ser tal que hay una maldición para aquellos que no cumplan la medida. El que no amare al Señor Jesucristo, sea anatema. El Señor viene. 1 Cor. 16:22


9 Yo Juan, vuestro hermano, y participante en la tribulación y en el reino, y en la paciencia de Jesucristo, estaba en la isla que es llamada Patmos, por la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo. 10Yo fui en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta.


Juan se identifica como el autor de esta carta. A través de él fue enviada a las iglesias. “Yo Juan vuestro hermano”, pues por una sangre hemos sido constituidos una familia especial. Juan estaba sufriendo por causa del testimonio de Jesús. Es asombroso observar que de los momentos más oscuros de la vida durante la historia de la humanidad han brillado los propósito más sublimes de Dios con el ser humano. Durante el periodo de la gran tribulación, dentro de una oscuridad espiritual brillará el sublime propósito redentor de Dios pues la tierra será redimida. Juan a travesaba quizás el periodo más oscuro de su vida. Había sido lanzado a morir en una desértica y pedregosa isla llamada Patmos. Esta es una pequeña isla griega en el mar Egeo. Había sido por ese nombre que ya era odiado. El nombre de Jesús se había convertido en sinónimo de afrenta y burla. Identificarse con Él equivalía llevar el oprobio y fue por ese nombre que Juan se convertía en mártir.


Juan fue el único apóstol que no sufrió una muerte violenta. Según John Foxe, en su magna obra escrita en el siglo 16 El libro de los mártires, el “discípulo amado” era hermano de Jacobo el Mayor. Fundó las iglesias de Esmirna, Pérgamo, Sardis, Filadelfia, Laodicea y Tiatira. Fue enviado de Éfeso a Roma donde se afirma que fue echado en un cardero de aceite hirviendo, pero escapó milagrosamente sin sufrir daño. Posteriormente fue desterrado por Domiciano en la isla de Patmos. Más adelante fue liberado por Nerva, el sucesor de Domiciano.


En medio de esta prueba en aquella solitaria isla, quizás sin comida y agua, solamente con el sustento de la presencia del Espíritu, recibe la revelación más grandiosa dada al hombre: El futuro de la raza humana. Un antecesor de su propio linaje tuvo que pagar más o menos el mismo precio para recibir el preámbulo de los grandiosos eventos que señalarían el fin de las acciones humanas en el planeta tierra. En medio de un conflicto espiritual entre las fuerzas del mal y las fuerzas del bien a Daniel le fue develado el futuro de su pueblo, futuro donde está ligado el fin de la humanidad en general. Daniel capítulos 2, 7, 8, 9, 10, 11 y 12.


Yo fui en el Espíritu”. Nuevamente vemos la zarza impregnada con lo divino. No hay distinción entre el vocablo Espíritu. ¿Fue el Espíritu del Señor o en un estado espiritual? Juan fue llevado a una dimensión más allá de su ámbito presente. Habría de contemplar eventos futuros que estaban programados o destinados a ser manifestados en un minuto, un día, una semana, un mes y un año específico ya señalado por Dios.

Dios no fuerza estos programas como hace el programador de una computadora. Las acciones de los humanos no están predeterminadas dentro de un plazo forzado. Esto haría inútil el plan de redención y convertiría a los humanos en meras piezas mecánicas que responden a un teclazo. A Juan se le mostrarían las acciones futuras de los humanos ya conocidas de antemano por Dios.


Dios sabe con mucha anticipación, sin margen a la equivocación, qué pensarán los seres humanos en el futuro. ¿Es esta presciencia objeto de injusticia departe de Dios? La respuesta es negativa porque dentro del margen de esta omnisciencia Dios deja el espacio libre para que el ser humano use su libre albedrío. Su presciencia no es usada arbitrariamente para hacer coerción en los individuos aun sabiendo que han de fallarle. Él no es arbitrario y su gracia sobreabunda a favor de los obstinados y desobedientes buscando la manera para que éstos se arrepientan. Como dijo el salmista: Todas las sendas de Jehová son misericordia y verdad, para los que guardan su pacto y sus testimonios. Salmos 25:10


Juan estaba en una actitud de adoración y de búsqueda de esa presencia divina. Era el día del Señor, el domingo. La iglesia primitiva, ya bajo el liderato del Espíritu Santo quien había tomado el mando de la iglesia, había consagrado el domingo como el día del Señor, el día de descanso y debía ser observado. Era el día que se reunían para partir el pan, adorar al Amado y evocar su segunda venida. El espíritu del anticristo que ya está operando y a quien le será dado dominio durante los últimos siete años de historia humana ha comenzado su guerra contra el Cordero. El día domingo, aunque era reconocido en el mundo pagano como el día del dios sol, fue consagrado por el Espíritu Santo como el “Día del Señor” pues conmemora el evento grandioso y único de la resurrección de Jesús. Y así lo observaron los primeros cristianos. No obstante, el espíritu anticristiano que impera actualmente ha desatado una guerra en contra de la observancia del “día del Señor”, el domingo. La iglesia se ha hecho cómplice quebrantando ordenanzas consagradas por el Espíritu envolviéndose en todo tipo de actividad, en tiendas de compras, trabajos, etc. El tiempo que el Espíritu separó para el estudio de la Palabra, adoración y actividades espirituales está siendo cambiado y acomodado al espíritu de la época.


La salutación de Juan termina con una práctica común apostolaria reconociendo al autor de la fe, Jesús, quien por amor se identificó con nosotros lavándonos con su sangre. No solamente nos lavó, sino que nos dignificó al nivel de sentarnos a su lado haciéndonos ostentar el título de reyes y sacerdotes para Dios. La misma termina con una expresión de reconocimiento que exalta su poder su gloria y majestad y es sellada con el amén, expresión que identifica a aquellos que le adoran y le reconocen como Dios.


V. 11 Que decía: Yo soy el Alpha y Omega, el primero y el último. Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a las siete iglesias que están en Asia; a Éfeso, y a Smirna, y a Pérgamo, y a Tiatira, y a Sardis, y a Filadelfia, y a Laodicea. 12 Y me volví a ver la voz que hablaba conmigo; y vuelto vi siete candeleros de oro.13y en medio de los siete candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con un cinto de oro. 14Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve; sus ojos como llama de fuego; 15y sus pies semejantes al bronce bruñido, refulgente como en un horno; y su voz como estruendo de muchas aguas.


Nuevamente Jesús vuelve a identificarse usando la analogía del alfabeto griego. El libro que se le dijo a Juan que escribiera se le llamó Apocalipsis, un vocablo griego antiguo (apokálypsis) que literalmente significa “una revelación”. Todo el libro fue escrito en griego, el idioma intelectual de la época. Juan tenía que escribir esta revelación en forma de libro y dirigirlo a siete iglesias. En Asia había más de siete iglesias, pero estas siete eran una representación de la condición de las iglesias en los días de la venida del Hijo del Hombre. La condición existente dentro de estas siete iglesias imperaría en el cuerpo general de Cristo durante los días de su venida. Cinco ostentaban una condición patética de enfermedad espiritual y a dos de ellas se hace una promesa especial y se les da palabras de encomio. Jesús envía un mensaje de advertencia con el propósito de que puedan ser restauradas y recobrar la lozanía espiritual y su posición que habían perdido en Cristo.

La visión gloriosa que tuvo Juan tiene como centro la majestuosa persona de Jesús. Juan había sido partícipe de una manera íntima y personal con él y ahora lo ve lleno de gloria y esplendor. Ese dinamismo de intimidad que se desarrolló dentro del círculo de los doce, la primera pequeña iglesia, se hace evidente pues aquella gloriosa voz salía de en medio de los siete candeleros de oro, es a saber la iglesia. Es como una reafirmación de que la iglesia es el cuerpo de Cristo y Jesús habita en ella a través de su Espíritu Santo. La representación de los siete candeleros confirma la misión y función de la iglesia en la tierra. Un candelero debe estar en un lugar alto con el fin de que su luz se esparza y alumbre en derredor.


Hace muchos años atrás tuve una revelación del cielo. Una madrugada el Espíritu me despertó y tuve una visión. En la visión veo un candelero dorado, alto y majestuoso, cuya luz se había extinguido. Solo se veía un pequeño hilo de humo que subía desde el candelero. Al instante el Espíritu me tomó y me llevó a la iglesia de Dios Pentecostal de la Calle Ramos Antonini en Mayagüez, Puerto Rico, la iglesia donde milité desde mi adolescencia. El Espíritu comenzó a dar palabras de juicio y una sentencia contra aquella iglesia. Decía que su candelero iba a ser quitado porque había dejado su primer amor. Días más tarde el Pastor vino a visitarnos. Le relaté la visión. El Pastor se turbó e intentó cambiarme el tema. Más tarde el Pastor se descarrió del rebaño, actualmente la iglesia atraviesa por una muerte espiritual. Juan ve a Jesús en medio de los siete candeleros. El siete representa perfección y plenitud; el propósito divino es que las iglesias caminen en la perfección de la Palabra, sin manchas y sin arrugas, alumbrando en medio de la oscuridad espiritual que impera.


¿Por qué siete iglesias? ¿Acaso no es la iglesia un solo cuerpo? Dios opera en unos principios de individualismo porque respeta y reconoce la identidad propia no solo de cada ser humano, también de los organismos. La ilusión de un gobierno global ha estado latente en la subconsciencia de la raza humana desde su caída y su fin atenta contra los principios divinos de individualismo establecidos por el Creador. Dios creó cada cosa única y cada animal según su especie. La ideología globalista, por el contrario, se desarrolla dentro de un nexo de espiritualidad de las creencias fundamentales orientales amalgamadas con las creencias fundamentales del cristianismo hasta formar una sustancia híbrida llamada Nueva Era. El símbolo del yin yang del taoísmo expresa la unicidad más allá de todas las polaridades. Una amalgama de luz y tinieblas, masculino-femenino, el bien y el mal, etc. Todas estas polaridades componen una deidad que se hace manifiesta en todos los aspectos de lo que conocemos como materia. La civilización occidental, enclaustrada en conceptos judeo-cristianos, asimiló esta "conciencia" exportada desde las profundidades de las selvas asiáticas a través de sus instrumentos y mogules como el hindú Deepak Chopra, Marianne Williamson, Oprah Winfrey y Shirley McClain, entre otros.


Chopra, quien ha vendido millones de libros donde trafica esta ideología que ha cautivado a Occidente, simplifica las tortuosidades del misticismo oriental y lo ha convertido en un aperitivo para millones de cristianos quienes devoran sus libros. Con una confianza entrañable, este hombre explica cómo los yogis antiguos y los rishis de la India han hecho su irrupción hacia la "auto realización" con el fin de traer, según él, a la humanidad a una nueva era. Sus teorías de "conciencia divina", aún sin descubrir por gran parte de la raza humana, según ellos, han limitado a ésta para poder alcanzar el viejo ideal de la divinidad y la unificación de todo lo que existe.

  La unión de los creyentes y de Cristo con el Padre difiere en todos los aspectos de la ideología monista de los filósofos griegos y la que intentan promulgar las entidades de nuestro tiempo. Jesús no está hablando de una unión de cuerpos extraños y ajenos a la naturaleza divina. Los creyentes llenos del Espíritu Santo son un solo componente unidos por una fe, un mismo Espíritu, un bautismo y una única creencia en la encarnación de Jesús Dios enviado por el Padre por obra del Espíritu Santo.


Porque por un Espíritu somos todos bautizados en un cuerpo, ora Judíos o Griegos, ora siervos o libres; y todos hemos bebido de un mismo Espíritu. 1 Corintios 12:13 Solícitos a guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz. 4un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; 5un Señor, una fe, un bautismo, 6 un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos. Efesios 4:3 al 6


En este aspecto Jesús demanda una unión no solo de los que creían en él, sino de aquellos que también habrían de creer y a la misma vez ordena a los creyentes a disolverse en este núcleo a través de la participación del pan y del vino, un acto simbólico que cumplirá el ideal divino y dará forma al Cuerpo de Cristo. Juan 17.

Sin embargo, aunque en el espíritu son uno, los creyentes ostentan y conservan unos distintivos que los hacen únicos como cuerpos separados. Jesús escribe un mensaje único y diferente a siete iglesias que se distinguen por unas cualidades únicas. La soberanía de cada cuerpo de creyentes a quienes le llamamos en plural iglesias, es un misterio de este distintivo único del Creador quien ha hecho que cada cosa creada, incluyendo los seres creados tanto angelicales como humanos, tengan y retengan unas características y cualidades distintivas que los hacen únicos en el universo. Es contra este principio que los globalistas atentan con su ilusión monista de un poder centralizado, un solo gobierno soberano y la desintegración del género.


16 Tenía en su diestra siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos; y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza. 17Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas; yo soy el primero y el último; 18y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades. 19Escribe las cosas que has visto, y las que son, y las que han de ser después de estas. 20El misterio de las siete estrellas que has visto en mi diestra, y de los siete candeleros de oro: las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias, y los siete candeleros que has visto, son las siete iglesias.


¡No hay manera de comunicar la esencia de Dios! Su gloriosa y majestuosa esencia es incomunicable. El Espíritu tiene que apropiarse de símiles, metáforas y personificaciones con el fin de llegar a la capacidad humana y hacerle entender sus sentimientos. Sus mociones son comunicables y la presencia e influencias de su Santo Espíritu se hacen reales en la vida de aquellos que están bajo su pacto haciéndoles conocer sus secretos íntimos. Una espada aguda causa temor pues la función de una espada es herir y cortar. Eso fue lo que Juan vio salir de la boca de Jesús. Su primera venida fue en humillación y sencillez, él no abrió su boca ante el sarcasmo y el menosprecio. Pero ahora viene majestuoso, lleno de gloria y poder y con una espada en su boca para destruir a los que destruyen.


¿Qué mortal puede resistir su gloria y esplendor? Juan cayó como muerto pero es revivido por su diestra que ha sido depositada sobre él, y por sus palabras alentadoras que describen su omnipotencia y soberanía. ¿Por qué Jesús declara tener en posesión suya las llaves de la muerte y del Hades?


En la tradición griega, Hades era el dios de las profundidades oscuras debajo dela tierra. Se le conocía también como el lugar de los muertos. Aparentemente Satán, a raíz del sometimiento del hombre al rendirse en obediencia cuando comió la fruta prohibida, adquirió cierta jurisdicción y autoridad sobre este lugar. No obstante, a través de su sacrificio en la cruz del Calvario, Jesús despojó a Satán y a sus principados y potestades de toda autoridad y dominio. Antes del Gólgota Satán tenía autoridad sobre sus víctimas. Pero en el Gólgota Jesús le arrebató las llaves no solo de la muerte, también del Hades. (Colosenses 2:13-15) ¡Gloria a Dios por esta victoria!


Jesús mismo es quien trae la revelación a Juan haciéndole conocer su omnisciencia, omnipotencia y eternidad. Tal y como le fue ordenado al profeta Ezequiel, Juan recibe la orden de su amado Maestro de escribir la visión. A la misma vez le explica el misterio de los siete candeleros de oro y las siete estrellas que son las iglesias y sus Pastores. El mensaje del libro de Apocalipsis es para las iglesias. Debe ser la actitud de la iglesia aceptar con fe, amor y alabanza este mensaje que cierra el canon de su historia, no con pesadumbre y miedo pues con el libro de Apocalipsis culmina el plan redentor de la raza humana y Dios ha depositado una bendición para aquellos que los leen.

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